Crónica de Consuelo Caparros Oñate.
Sobre las 6 h de la madrugada del
día 21 de Octubre y con quedada en el sitio habitual, nos dirigimos a Cullera,
un pueblo costero y turístico de la provincia de Valencia.
Salimos un grupo de socios y
corredores del club de 15 personas, como medio de transporte un microbús
realmente diminuto, tardamos tres horas y media en llegar con parada incluida
en un área de ser vicio de la
autopista, estiramos piernas y desayunamos algún cafelito con donuts.
Cuando
llegamos al lugar de la carrera rápidamente nos dirigimos con ilusión a recoger
el dorsal, se sentía un buen ambiente de
corredores y acompañantes, incluida una novia que recién llegada de la
celebración se dirigía a disputar la carrera.
Con el disparo de salida comenzó
a las 10h la prueba, 12700
metros nos esperaban en un circuito muy ameno, a decir
verdad casi se me paso sin darme cuenta, en primer lugar nos dirigieron al
paseo marítimo de las playas de Cullera,
unos 4 Km
preciosos de verdad, enseguida empezó la dura cuesta de subida al faro, vistas
espectaculares de nuestro mar mediterráneo y de la costa, tras el descenso nos
adentramos en unos impresionantes huertos de naranjos, tras deleitarnos con el
olor a azahar que desprendían de nuevo
un repechó para por fin volver a
adentrarnos en el pueblo, callejuelas antiguas con público animando sin parar,
destacar al buen rollo entre compañeros durante todo el recorrido, los últimos 2 Km los realicé con dos
veteranazos valencianos conocedores del recorrido,
entre a meta con la misma
energía e ilusión con la que empecé y con una sonrisa digna de una buena
peralica, aplaudida y muy bien recibida por los compañeros del club que habían
entrado ya, fue tanta mi euforia que el speaker me llamo a careo para hacer una
entrevista a esa cartagenera que entraba tan sonriente con un tiempo de
1:05:50, hoy dice Ramón que he salido en
Canal 9, vaya subidón, a la llegada nos
esperaba fruta, acuarium y refrescos todo rodeado de un ambiente deportivo descomunal.
Tras ducharnos en el pabellón
municipal nuestro anfitrión y guía Ramón Sobrino nos dirigió a la Ermita
construida sobre una fortaleza árabe realizando en microbús parte del recorrido
de la carrera, ésta estaba situada casi en la cima del monte que da vida al
pueblo, unas vistas impresionantes de toda la comarca, naturaleza en estado
puro. Ramón indicó al conductor, ahora
sí, el camino hacia el restaurante donde nos esperaban unas “cervezicas y un
arrozico”, como hacia una hora le había
dicho a mi entrevistador.
Saciamos
nuestra hambre con dos clases de arroz diferentes, con unos postres magníficos
y con un licor de “naranchelo” que nos dio ese punto que hacía que nos riésemos
de casi todo, por decirlo suavemente.
El camino de vuelta sin problema
alguno y si con alguna que otra siesta para relajar mente y cuerpo de los
abusos de tan opípara comida, había que llegar a casa sin ese puntico que nos
dio ese “naranchelo” a más de uno.
Esto es lo que pasó y así os lo contó, Consuelo
Caparros, hasta la próxima