Veinticinco
segundos necesitó Vasili Krapivin para nadar en estilo libre en el campeonato
abierto de Sochi. El atleta fue el único nadador de Rusia de más de cien años
que participó en la competición oficial.
Foto
de Mijaíl Mordásov
Vasili nació en 1912, y
en el reglamento del campeonato de natación se introdujo una nueva
categoría: “cien años o más”. Poco antes de la competición, los
organizadores le propusieron a Krapivin probar con 50 metros , pero después
de los entrenamientos, el deportista se vio obligado a reconocer que para no
perjudicar su salud “sólo” nadaría 25.
Al inicio, el robusto
Krapivin, con el pelo blanco como la nieve, salió entre aplausos. Iba
acompañado por otros dos nadadores. Éstos, además de los médicos de “primeros
auxilios” que permanecían al lado de la piscina, se encargaban de velar por su
estado. Vasili Ivánovich nadó la primera parte en estilo libre y los últimos
metros a espalda, agarrándose a las boyas flotantes de la piscina. El atleta
terminó con algunas dificultades pero lo hizo por sí mismo. Antes de salir de
la piscina estuvo descansando en el agua.
Después de la prueba,
Vasili Krapivin recibió numerosas felicitaciones, les deseo a todos buena salud
y estrechó las manos de los aficionados. Algunas personas hacían muecas de
dolor: Krapivin tenía los dedos duros como el acero. Dicen que la fuerza la
heredó de su abuelo, que era boxeador. Desde la infancia, Vasili Ivánovich
trabajó muy duro, pero, como él mismo dice, toda la vida ha sido muy feliz.
Con 18 años comenzó a
trabajar en unas minas de carbón cerca de Tula, y sobrevivió milagrosamente
después de quedarse atrapado en una. En 1937 se graduó en el Instituto
Politécnico de Tomsk, pero fue enviado durante doce años a un campo de trabajo
acusado de propaganda antisoviética. Se desconoce el motivo concreto, ya que no
hubo juicio. En Kolimá trabajó buscando oro y estaño en las minas. Entregaba
todo lo que encontraba para recibir una ración completa: 900 gramos de pan,
gracias a lo que sobrevivió. “Doce meses de invierno, y el resto, verano”,
explica riendo el centenario nadador sobre su encierro.
Después de su liberación
fue a Magadán y se hizo astillero. Es aquí donde utilizó su experiencia de
estudiante y empezó a trabajar de entrenador de educación física, entrenando a
los equipos de las fábricas. Patinaje, esquí, carreras de media distancia,
salto de altura, lanzamiento de jabalina, disco y granadas: Krapivin trabajó en
todas estas disciplinas como aficionado, por placer y no como deportista
profesional. Magadán entera quedó sorprendida cuando comenzó a nadar en el mar
de Ojotsk, donde durante los días más calurosos la temperatura del agua no
llegaba a los 10 grados.
En 1960 Vasili Ivánovich
se trasladó a Sochi, se casó y empezó a nadar regularmente. Incluso cuando
había tormenta: dice que hay que entender el carácter de las olas, sentirlas y
no tenerles miedo. Estuvo practicando gimnasia hasta los 90 años y participaba
en competiciones. En la actualidad, una vez superados los cien, siente que no
puede moverse con tanta facilidad. Considera que la longevidad no tiene ningún
secreto: sólo hay que levantarse todos los días a las seis de la mañana, correr
hacia el mar, nadar, y volver corriendo.
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