viernes, 1 de junio de 2012

Récord a los cien años


Veinticinco segundos necesitó Vasili Krapivin para nadar en estilo libre en el campeonato abierto de Sochi. El atleta fue el único nadador de Rusia de más de cien años que participó en la competición oficial.

Foto de Mijaíl Mordásov
Vasili nació en 1912, y en el reglamento del campeonato de natación se introdujo una nueva categoría:  “cien años o más”. Poco antes de la competición, los organizadores le propusieron a Krapivin probar con  50 metros, pero después de los entrenamientos, el deportista se vio obligado a reconocer que para no perjudicar su salud “sólo” nadaría 25.

Al inicio, el robusto Krapivin, con el pelo blanco como la nieve, salió entre aplausos. Iba acompañado por otros dos nadadores. Éstos, además de los médicos de “primeros auxilios” que permanecían al lado de la piscina, se encargaban de velar por su estado. Vasili Ivánovich nadó la primera parte en estilo libre y los últimos metros a espalda, agarrándose a las boyas flotantes de la piscina. El atleta terminó con algunas dificultades pero lo hizo por sí mismo. Antes de salir de la piscina estuvo descansando en el agua.

Después de la prueba, Vasili Krapivin recibió numerosas felicitaciones, les deseo a todos buena salud y estrechó las manos de los aficionados. Algunas personas hacían muecas de dolor: Krapivin tenía los dedos duros como el acero. Dicen que la fuerza la heredó de su abuelo, que era boxeador. Desde la infancia, Vasili Ivánovich trabajó muy duro, pero, como él mismo dice, toda la vida ha sido muy feliz.

Con 18 años comenzó a trabajar en unas minas de carbón cerca de Tula, y sobrevivió milagrosamente después de quedarse atrapado en una. En 1937 se graduó en el Instituto Politécnico de Tomsk, pero fue enviado durante doce años a un campo de trabajo acusado de propaganda antisoviética. Se desconoce el motivo concreto, ya que no hubo juicio. En Kolimá trabajó buscando oro y estaño en las minas. Entregaba todo lo que encontraba para recibir una ración completa: 900 gramos de pan, gracias a lo que sobrevivió. “Doce meses de invierno, y el resto, verano”, explica riendo el centenario nadador sobre su encierro.

Después de su liberación fue a Magadán y se hizo astillero. Es aquí donde utilizó su experiencia de estudiante y empezó a trabajar de entrenador de educación física, entrenando a los equipos de las fábricas. Patinaje, esquí, carreras de media distancia, salto de altura, lanzamiento de jabalina, disco y granadas: Krapivin trabajó en todas estas disciplinas como aficionado, por placer y no como deportista profesional. Magadán entera quedó sorprendida cuando comenzó a nadar en el mar de Ojotsk, donde durante los días más calurosos la temperatura del agua no llegaba a los 10 grados.


En 1960 Vasili Ivánovich se trasladó a Sochi, se casó y empezó a nadar regularmente. Incluso cuando había tormenta: dice que hay que entender el carácter de las olas, sentirlas y no tenerles miedo. Estuvo practicando gimnasia hasta los 90 años y participaba en competiciones. En la actualidad, una vez superados los cien, siente que no puede moverse con tanta facilidad. Considera que la longevidad no tiene ningún secreto: sólo hay que levantarse todos los días a las seis de la mañana, correr hacia el mar, nadar, y volver corriendo.

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